miércoles, 19 de julio de 2017

Mi viaje a Japón 1: los preparativos, no dormí nada antes del vuelo, lecciones aprendidas.

Hace un tiempo cuando pensaba en ir a Japón, lo consideraba algo sumamente emocionante pero también sumamente lejano. La verdad no tenía idea de que muy pronto estaría en otro continente, y mucho menos, que la planeación sería tan cansada. 

Y es que yo tengo poca experiencia viajando en el extranjero, en realidad, la mayoría de mis viajes son dentro del país  --considerando que no siempre tengo dinero para viajar y que el único país extranjero que había visitado en mi vida era Cuba (tal vez les cuente cómo me fue allá en otra sección)--. 

La jornada comenzó en noviembre de 2016 y terminó en enero de 2017, así que estuve por allá cerca de dos meses. Nunca había estado tan lejos de casa o de mi familia, tampoco por tanto tiempo (si acaso una o dos semanas), mucho menos había pasado navidad y año nuevo fuera sin ellos...  debo decir... ¡que fue genial!

Para empezar tuve que hacer muchos arreglos, no tenía que dejar pendientes, es decir, terminar todos mis trabajos finales para estar libre (... en eso definitivamente fallé, ja ja ja después les contaré); pasaporte ya lo tenía; visa, solo para Canadá porque en Japón no fue necesaria, no obstante, por ese "pisa y corre" en Vancouver para el vuelo de conexión tuvimos que pagar unos $500 o $600 pesos. Fue una completa ratería ese trámite porque TODO te cobraban, afortunadamente hoy ya solo haces el trámite por internet y por unos 7 u 8 dólares canadienses).

Siguiente: hacer mis maletas. No sabía qué llevar, cuánta ropa, qué ropa, ¿llevaría traje de baño? ¿o qué demonios? Solo sabía que tendría que portar ropa para el frío y zapatos adecuados. Lo que aprendí de este viaje es que jamás hay que llevar mucha ropa a Japón, ¡jamás! De verdad no sé cómo hice mi cálculo, según yo solo llevé ropa para una semana pero la verdad me pasé. Digamos que empaqué varios chones, brassieres, calcetines, lo básico; pero pantalones, blusas y suéteres, no lleves más de 2 o 3 de cada uno, es lo más tonto que puedes hacer. 

Se los juro, terminé dejando ropa en los hostales y los hoteles en que estuve porque no me cabían las cosas. Lo mismo mis zapatos, con llevar a lo mucho un par extra al que llevas puesto es más que suficiente. Uno muchas veces se obsesiona, pero no exageren como yo, de verdad no lo hagan, menos aún si van a andar con las maletas para todos lados. En Japón hay lavanderías automáticas en cada rincón así que no hay problema en que lleven poca ropa.

Bien pues yo pensando en que llevaría infinidad de cosas para regalar a mi regreso, llevé dos maletas. Tengo un juego de 3 maletas que compré precisamente para este viaje, me llevé la grande y la mediana, además de mi mochila y una bolsita para las chácharas que necesitaba llevar a la mano. La maleta grande iba a la mitad con mi ropa y la mediana vacía, así que le eché un par de zapatos y ya. 

Yo les recomiendo que si llevan dos maletas, ocupen de las que quepan una adentro de la otra, de esa manera, hasta que ya hayan comprado cosas es que van a tener que sacar la más pequeña. Lo mejor es viajar ligero, y si van a comprar cosas, procuren hacerlo al final del viaje, a menos que ya no vayan a regresar a determinado lugar, o no puedan conseguir lo que quieran al final del viaje.

En fin, hice mi maleta y tuve que dejar todo limpio, o sea, mi cuarto, dejar mi ropa limpia, todo ordenado para que al regresar no tuviera que hacer nada, pues solo querría llegar a descansar. Y bueno, después de hacer todo, terminé como a eso de la 1 de la mañana ... pero mi vuelo salía más o menos a las 6 de la mañana.

Imaginen: mis pobres papás me iban a llevar al aeropuerto, había que llegar como a las 3 am así que tuvieron que dormirse como a las 10 de la noche para aguantar la desvelada; segundo, había que pasar por una de mis amigas, que no tenía cómo irse, así que pasamos por ella como a las 2:30 am y yo... ¡¡solo dormí una maldita hora!!!

Creo que después de las semanas de trabajos finales, o una fiesta, normalmente no me desvelo tan severamente, pero esta vez sí que lo hice. Estaba muy cansada, y una hora de sueño me supo a 2 minutos de estar recostada para que la alarma del celular me despertara. 

Debo decirles que estaba muy nerviosa, no por subirme al avión o alejarme de mi país, sino porque no quería que nada saliera mal. Antes del viaje anduve reservando todo para no tener que sufrir por alojamiento, buscar los lugares a los que iría, sacar costos, comprar mi pase de tren, ver las rutas de transporte, etc. Fue muy estresante porque tuve que ponerme de acuerdo con varias personas que irían, incluido mi novio que me alcanzó casi un mes después. 

La verdad, lo malo de hacer las cosas democráticamente es que tienes que considerar a los demás, y cuando no tienes mucho tiempo y las cosas las haces tú sola por mmmmaldita obsesiva controladora,  te vuelves loca por todo lo que hay que hacer. La planeación que terminé haciendo fue, una semana en Tokio, una en Kioto, una Tokio de nuevo, y las siguientes dos semanas Hokkaido, Sendai, Nagano, Nikko, Hiroshima, Osaka y Kioto, para volver la última semana a Tokio.

¡¡Fue una locura!! nuevamente, si planean ir a Japón procuren estar varios días en un solo lugar, porque querer comerse todo el país en un par de semanas es una barbaridad. Digo, estoy muy satisfecha con mi viaje y no me arrepiento nada, pero fue súper apresurado, fue incómodo por las mugrosas maletotas, así que repito, viajar ligero y estarse quieto varios días en un solo lugar es mejor.

Además, la planeación quedó así de loca porque tenía compromisos que cumplir las primeras tres semanas. Las dos semanas de locura que pasé después, fueron en las que recorrí varias partes del país gracias al Rail Pass, un pase sumamente útil, caro, pero al cual le exprimí todo el jugo porque viaje al norte, centro y suroeste por la mitad de precio más o menos. Y la última semana en Tokio, para descansar un poco y estar cerca del aeropuerto para regresar. 

Siguiendo con el hilo de la historia, cuando fuimos por mi amiga a su casa eran como las 2:30 a.m., ese mismo día conocí a sus papás, que también quisieron acompañarla a su gran viaje. La llegada al aeropuerto fue sin mayor problema, la verdad no había nada de tráfico, era viernes por la madrugada. Una vez en el aeropuerto estuvimos 5 minutos en el mostrador para documentar las maletas, y prácticamente, 2 horas esperando para entrar a la  sala de espera de Air Canada, la aerolínea que nos llevaría a nuestro destino.

Ahora, con este asunto de la documentación de equipaje, les recomiendo que siempre revisen las políticas al momento de adquirir su vuelo y exigir lo que se supone que está incluido. En ese vuelo podíamos documentar dos piezas de equipaje de no más de 25kg, y abordo una maleta chiquita o mochila de no más de 10kg, más una bolsa de mano. 

Pues a unos amigos no les quisieron respetar esto, argumentando que solo podían documentar una maleta, para que a la mera hora les dijeran que sí se podía. Pero mientras les decían que siempre sí, tuvieron que hacer movedero de cosas, lo cual es horrible porque ya vas preparado de cierta forma como para que a un menso del mostrador se le ocurra decirte que le cambies.

Otra cosa que recomiendo si vas al extranjero, que estés 100% seguro de los trámites que requieres para ingresar al país, pues incluso si logras subir al avión, pueden negarte la entrada si no los cumples. Recuerda en primer lugar tener tu pasaporte, si necesitas amarrártelo al cuello para que no se te olvide ¡hazlo! En segundo, los requerimientos de entrada (visa o permiso), no solo del destino final, sino también del destino de conexión, pues a la japonesita que nos acompañó se le olvidó sacar el pase electrónico para Canadá, porque pensó que no lo necesitaba; afortunadamente llegó con suficiente tiempo de anticipación para hacerlo. 

En tercer lugar, no confiarte de nada para salir a la hora que debes, es decir, si tienes que dormir una hora como yo, y no tienes la seguridad de escuchar el celular, mejor ni te duermas. O usa varias estrategias en lugar de una sola, como tener 10 alarmas en todos lados, decirle a alguien que te marque por teléfono a determinada hora, o de plano escoger un vuelo en la tarde. Un amigo por poco pierde el vuelo pues se quedó dormido, y apenas alcanzó a llegar a tiempo para documentar. Como no lo vimos en el aeropuerto mientras documentábamos, otra amiga le habló por teléfono para saber dónde estaba, gracias a ello logró alcanzarnos.

En cuarto lugar, pero no menos importante, está el cambio de moneda. Lamentablemente, unos días antes de irme a Japón, el señor Trump recién ganó la presidencia de Estados Unidos y por consecuencia, el dólar subió de precio horriblemente. Gracias a eso todos tuvimos un tipo de cambio terrible; si no cambias mucho dinero no hay problema, pero si cambias algo así como 10 000 pesos ya duele lo que pierdes por no haber cambiado antes. 

Yo sé que no todos somos expertos en finanzas, pero recuerda siempre buscar el mejor tipo de cambio en el momento y lugar adecuados. Por ejemplo, ahorita es un buen momento para comprar dólares para el futuro (creo yo), porque comparado con el año pasado está sumamente barato (dos o tres pesos menos por dolar).  Y en cuanto al lugar, pues estuve investigando en bancos, casas de cambio de muchos lados y con gente que tenía dólares en su casa. Al final, terminé cambiando en el aeropuerto porque me salió más barato que en cualquier otro lado (hablando de la Ciudad de México en noviembre pasado, por supuesto).

Puedo decir que lleves tu dinero mitad en efectivo y mitad en tarjeta de débito, además una tarjeta de crédito por cualquier emergencia, Japón, cómo dice uno de mis profesores, es "un país de efectivo". En los restaurantes, tiendas, incluso supermercados, todo se paga así, son pocos los establecimientos pequeños que te aceptan tarjeta de crédito o débito. A menos que sea un centro comercial grande, o establecimientos de cadenas grandes como Café Gusto, por ejemplo, no te van a aceptar más que "cash". En el metro y autobuses locales es la misma. 

Una vez entré a una tienda de cadenas de ramen donde no se podía pagar más que en efectivo, y eso que se trataba de una cadena grande. Fíjense muy bien en eso, yo llevé tarjeta de débito de Bancomer y funcionó bien, puedes sacar dinero en los cajeros de los 7Eleven, y también en los de las oficinas postales (aunque en estos últimos no lo intenté); los hay en todo el país, así que pueden confiar en sacar dinero. Otra cosa, chequen que su tarjeta no esté bloqueada ni nada por el estilo y que se pueda usar en todo el mundo.

En los lugares en que se podía pagar con tarjeta tuve que usar la de crédito, porque la de débito nunca pasaba, no sé por qué. En una Mandarake intenté comprar unos mangas con mi tarjeta de débito  y simplemente no pasó, así que mejor me dediqué a pagar con la de crédito donde se podía.

En fin, ya que era hora de entrar a la sala de espera me despedí de mis papás, que yo creo que estaban felices pero también un poco tristes. Cuando los dejé creo que mi mamá quería llorar un poquito, pero yo no, la verdad me subí a ese avión como si fuera a Pachuca u otro lado ja ja ja, supongo que le dio el sentimiento cuando ya era definitivo que me iba. 

Iba a extrañar a mi familia, pero la verdad estaba tan emocionada que ya solo quería irme. Tan sencillo fue, simplemente esperar un rato en la sala hasta que llaman a tu vuelo. Cuando entré al avión y me acomodé en mi lugar, me sentí aliviada de los preparativos y lista para la aventura.  😊😊😊