viernes, 4 de agosto de 2017

Mi viaje a Japón 2: Canadá de pisa y corre, nueve horas agonizantes.


Hay ocasiones en que pienso que viajar en avión es más irreal que viajar en autobús porque simplemente no se siente que avance una vez en el aire. Yo nunca había hecho más de dos horas de viaje en ese transporte, por lo que siempre me dormía o iba distraída, pero 5 horas de avión y después 9, sí que te llegan a aburrir o desesperar, al grado hasta de sacar al claustrofóbico que llevas dentro.

Normalmente me gusta ir en la ventana del avión, pero esta vez no me agradó tanto porque al ser hileras de 3 personas sumado a un vuelo largo, representa varias dificultades. Si los de al lado están dormidos tienes que despertarlos a ambos para poder ir al baño; además soy experta en entumecimiento de pies en lugares confinados, así que el primer vuelo, que fue hacia Vancouver, naturalmente me desesperó un poco.

Afortunadamente solo tuve que ir al baño una vez, y uno de mis cuates estaba en el asiento que daba al pasillo, así que tenía la tarea de delicadamente despertar al señor que iba en medio. En ese vuelo no te dan "ni máiz", si acaso jugo o cafecito, pero si quieres comer algo tienes que comprarlo. Si se espantan por los precios de los sandwichitos o papitas en Volaris o Vivaaerobus, ja ja ja, bueno los de Air Canada están peor. Evidentemente, no comí nada en el avión, solo dormí un poco y estuve jugando con la pantallita del asiento de adelante. 



Por USA hacia Vancouver
En algún lugar de USA hacia Vancouver

Como se ve en la foto, si el cielo está despejado, sientes la perspectiva de que el avión avanza, pero si solo se ven nubes, parece que estás quieto en una máquina de realidad virtual de la que vas a salir en el mismo lugar después de estar encerrado por horas.

La ventaja es que tienes entretenimiento gratis, películas (sin subtítulos 😢), tienda y también hay una parte en que puedes ver la ruta que lleva el avión, eso está muy padre. Tienes series de televisión, música, hasta el catálogo de productos que venden (incluso joyería, muy cara por cierto 😱). No le tomé foto a la pantallita, pero digamos que tienes algo para entretenerte de cuando en cuando.

Lo malo de nuestro vuelo fue que estábamos súper desvelados y queríamos dormir, lamentablemente en esos asientos es algo incómodo. Para restarle un poco la emoción al viaje, como siempre, en el Aeropuerto de la Ciudad de México hay retrasos, sobre todo en hora pico, y mi vuelo no fue la excepción. Tuvimos que esperar una hora más o menos para poder despegar, y de ahí, cuenten unas 5 horas para llegar a Vancouver.

Un par de compas, mis vecinos en la parte de atrás.

Para mí ese vuelo no fue tan incómodo, logré dormir un ratito y de cuando en cuando estaba entretenida en la pantallita, así que se me pasó más o menos ligero. Al llegar a Canadá yo pensé que iba a hacer muchísimo frío, pero la verdad es que estaba solo un poquito más frío que en México, me di cuenta que había llevado muchos suéteres para llegar allá. Moraleja: viajen ligeros, cómodos, y en capas 😁.

Para pasar por migración, como era vuelo de conexión, solo se trataba de un módulo muy chiquito para presentar tu pasaporte y visa. Mi visa era por dos entradas y pensé que le iban a poner un sellito o algo ¡y no! Lo único que hicieron fue tachonearle la palabra "dos" y escribieron "uno" en inglés. What? Entiendo que en su computadora mágica de datos está el registro de mi entrada al país y que solo me quedaría una, pero no inventen, tachonearla con pluma, no es de dios ja ja ja.

Estatua en el aeropuerto de Vancouver
No sé por qué, pero pasar por migración me da miedo, siento que me van a detener estilo Brigitte Jones o algo así, ja ja ja. Yo sé que es muy tonto, aún más sabiendo que no tienes qué temer si no has hecho nada malo, ni llevas drogas, ni nada, pero no sé, me da cosita. Creo que son de esos temores idiotas que la tele te mete en la cabeza.

El aeropuerto es bonito y amplio, tiene un ventanal con una vista muy padre hacia las montañas (no sé que montañas, la verdad no me tomé la molestia de preguntar), pero cuando volví ahí a mi regreso, estaban cubiertas de nieve y se veían aún más impactantes.

Ventanal en la sala de espera


Llegamos a Vancouver al rededor de las 12 pm de México, que en hora local eran como las 10 am, más o menos, y el vuelo de conexión saldría como a la 2 pm, así que tendríamos tiempo de comer algo para después ir a la sala de espera. El área de comida es un tanto pequeña y no hay demasiadas opciones para escoger, yo por ejemplo, escogí comprar una hamburguesa.

Otra estatua en el aeropuerto de Vancouver


La verdad no sé por qué, pero los malditos de las hamburguesas me vieron la cara. Yo solo traía dólares gringos pues no se me ocurrió cambiar a dólares canadienses dado que íbamos a estar solo unas horas, así que era pagar con la tarjeta o de plano ver si aceptaban mis dólares. Y sí, aceptaban dólares gringos pero te daban cambio en canadienses, yo no le vi el problema dado que regresaría por la misma ruta y podría gastar ese cambio para comer otra vez.

La bronca es que pedí lo mismo que mis compañeros: un paquete de hamburguesa, papas y refresco; incluso pagué con un billete de la misma denominación, pero me dieron como 5 dólares menos de cambio. Por supuesto yo no me di cuenta en ese momento porque no tenía ni idea de la paridad entre los dólares de ambos países, pero al hacer la conversión que si sabía hacer, a pesos mexicanos, pensé que había sido una hamburguesa muy cara, pues convirtiendo, había salido como uno 350 pesos mi paquete. La verdad me quedé sorprendida, si en el propio Burger King o Macdonald´s se me hace caro pagar 100 pesos por un paquete de esos, imaginen lo que sentí ese día.

Hasta había comida japonesa ja ja

En fin, ya que estábamos por partir, les estaba comentando a mis compañeros que se me hizo muy muy cara la hamburguesa, y asintieron, pero a la hora de que les dije cuánto me dieron de cambio, me dijeron que a ellos les habían dado como 5 o 6 dólares más que a mí.... -¡Maldita sea, vieja ratera!- pensé en ese momento, lamentablemente ya teníamos que subir al avión, por lo que no pude regresar a reclamar. Fui robada, primero por el precio, después por el cambio. Si compran hamburguesas ahí, que según me acuerdo es el único que las vende, por favor fíjense que no les roben como a mí.

En todo caso, la espera se me hizo rápida porque no fue demasiado tiempo, además dio oportunidad para estirar las piernas un rato. Ja ja ja, acabo de recordar que hay una anécdota graciosa de ese día: estaba tomando medicamento para la garganta pues, recientemente me había enfermado. Lamentablemente la toma de antibióticos no es cosa de 2 dosis y ya, así que cuando nos fuimos, aún me faltaban un par de días para terminar el tratamiento. El problema fue que se me olvidó tomar mi cápsula cuando estaba comiendo, así que me terminé el refresco y no tuve nada más para pasármela; luego, como ya estábamos en espera y no quería ir hasta el área de comida decidí ir al baño, porque según recuerdo había bebederos ahí.

Cuando iba camino al baño me puse la cápsula en la boca porque iba a ser algo rápido, pero me encontré a una compañera a medio camino. No recuerdo qué me preguntó, o por qué tuve que abrir la boca, el chiste es que  la cápsula ya se estaba deshaciendo y el "polvito medicinal" se estaba saliendo; entonces, en el momento en que hablé, una bocanada de polvo salió de mi boca, como humo, ja ja ja ja. La verdad me dio mucha vergüenza y mucha risa a la vez, porque ella se quedó con auténtica cara de "what", pero no dijo nada ja ja ja ja. Entonces solo corrí al baño por agua y poderme pasar la cápsula que ya me había amargado la boca. 😂😂

La pecera del amor (no pesera 😆😆)

En fin, después de todo esto, tomamos el avión hacia Japón, ahora sí, un vuelo de 9 horas nos esperaba para el destino final que muchos soñamos en alcanzar, la tierra asiática prometida del animé el manga y las cosas raras. Nunca había "cruzado el charco", y en esta ocasión, crucé el charcote, el Pacífico. Aunque el avión no cruzó tal cual el océano, se fue sobre Alaska, Rusia y luego Japón desde Hokkaido ja ja ja, no sé por qué siguió esa ruta, tal vez tiene algo que ver con el viento o con las rutas aéreas establecidas, quien sabe.

En ese vuelo sí nos dieron de comer, creo que te dan un par de veces la comida completa, pero la verdad no está nada mal, y terminas súper lleno considerando que son bastantes horas sentado. Para la comida te dan opción a pollo o res, pero por lo que vi no dan ninguna opción vegetariana, así que, de ser vegetariano o vegano creo que no podrás comer prácticamente nada del menú. Te dan bebidas de cajón: refresco, agua, café, y vinos y licores 😆, aunque yo no recomiendo tomar alcohol porque te deshidratas mucho en esos trayectos, al menos a mí me pasó y no me sentí muy bien jaja. 

No me acuerdo qué comí, pero estaba bueno, el brownie de la izquierda estaba riquísimo.

Otra cosa que recomiendo es que no lleves una chamarrota puesta, yo me emocioné porque pensé que haría frío, o al menos más frío que en México, pero.. ¡meh! total error, me estuve asando todo el camino. Es mejor viajar con chamarritas o suéteres en capas para que se los puedan quitar o guardarlos cuando estén en el avión y/o donde quiera. La ropa igual, cuando son tantas horas, es más cómodo usar pants o algo que no les quede justo o apretado, es mucho más cómodo ir con ropa deportiva o medio fodonga en lugar de estar sufriendo. Yo fui con pantalón de mezclilla y botas de campo... los pies se me inflamaron y me sentí un poco incómoda, pero para el regreso aprendí la lección. 

Afortunadamente para mí, en ese vuelo de 9 horas, no había nadie a un lado. Me tocó sentarme junto a la ventana, en medio no había nadie, y en el pasillo a nuestra japonesita; fue maravilloso porque pudimos estirar las piernas, dejar abajo mi mochilota (que necesitaba para chambear un rato en la compu) y además me pude dormir un poco más cómoda.... Lo único malo fue cuando nuestra japonesita agarró mi mochila sin querer, del lado donde estaba mi compu, como banquito para sus pies...

Lo que me sorprendió de este vuelo transpacífico es que se trataba de un avión inmenso, yo creo que íbamos al menos 500 personas. Dirán ¡obvio! pero es que nunca me había subido a un avión así, por lo general me había subido a aviones que tenían tres asientos en la izquierda y tres en la derecha; incluso a otros mucho más pequeños que tenían dos de un lado y uno en el otro por ser vuelos cortos o de baja demanda, pero jamás uno tan enorme. 

Lo malo de mí es que ya me desacostumbré a viajar por tanto tiempo. Antes, con mi familia, hacíamos viajes bastante largos en año nuevo pues íbamos a Chiapas, teníamos que hacer al menos dos días de camino en el coche. Es decir horas y horas de viaje porque no había autopistas y solo veías curvas y curvas, cerros y cerros, muy bonita la vista pero también muuuuuucho vómito ja ja ja. Hoy en día, si el viaje en carretera es de más de 5 horas prefiero el avión, no por payasa o snob, sino porque se me hace mucho más práctico. A menos que el objetivo de tu viaje sea admirar el paisaje e ir puebleando, que realmente puede hacerte descubrir maravillas, entonces ¡en coche se ha dicho!

Creo que lo que provocó que me desesperara tanto en esas horas de vuelo fue que traía un tremendo estrés por terminar mis trabajos finales. La verdad es que por más que quise no los pude terminar antes, había que preparar todo para el viaje, no solo las maletas, sino tus hospedajes, lo que vas a hacer, requisitos, dinero, etc. Aún más complicado si tienes planeado sacarle todo el jugo a tu Rail Pass, porque tienes que ser cuidadoso a la hora de elegir lo que vas a hacer. 

De tiempo en tiempo sacaba mi computadora para escribir algo pero me trababa, ya no sabía qué escribir, me costaba mucho leer, más aún porque el avión estaba súper oscuro: tontamente pensé que era de noche y que había oscurecido muy rápido. Hasta mucho después me di cuenta que podías ajustar la luz de la ventana para poder dormir,o lo que fuera que quisieras hacer ja ja ja, lo siento, mucha tecnología para mí. 

Me costó mucho concentrarme, si me ponía a ver películas a los 20 minutos me desesperaba porque sabía que quería terminar esos trabajos a la de ¡ya! Creo que lo que debía hacer era tomar las cosas con calma, porque no iba a lograr nada en esa situación, sin embargo no me di cuenta hasta la última hora de viaje, en la que me resigné a disfrutar las películas de la pantallita. Me emocioné porque quería ver "El bebé de Brigitte Jones" en el cine, y la tenía ahí.

Cabe mencionar que la desesperación me pegó cuando llevábamos unas 5 horas de viaje, imaginen,¡todavía faltaban cuatro! Ya estaba bien desesperada, pero hasta mucho después que me di cuenta que esa actitud no me llevaría a ningún lado, tenía que llegar a Japón y además no podía salir del avión, a menos que supiera abrir la puerta y saltar en paracaídas en medio de la nada, pero no era una opción ja ja ja.

Y así transcurrieron nueve interminables horas de viaje hasta que al fin llegamos a Tokio y... no pudimos aterrizar porque no había lugar 😭😭😭😭😭. El avión volvió a elevarse y todos quedamos como tontos esperando otra media hora, después de que ya nos habían dicho: ¡Welcome to Tokio! desde la cabina del capitán.

Ahora sí, bienvenidos a Tokio 😇