viernes, 4 de agosto de 2017

Mi viaje a Japón 2: Canadá de pisa y corre, nueve horas agonizantes.


Hay ocasiones en que pienso que viajar en avión es más irreal que viajar en autobús porque simplemente no se siente que avance una vez en el aire. Yo nunca había hecho más de dos horas de viaje en ese transporte, por lo que siempre me dormía o iba distraída, pero 5 horas de avión y después 9, sí que te llegan a aburrir o desesperar, al grado hasta de sacar al claustrofóbico que llevas dentro.

Normalmente me gusta ir en la ventana del avión, pero esta vez no me agradó tanto porque al ser hileras de 3 personas sumado a un vuelo largo, representa varias dificultades. Si los de al lado están dormidos tienes que despertarlos a ambos para poder ir al baño; además soy experta en entumecimiento de pies en lugares confinados, así que el primer vuelo, que fue hacia Vancouver, naturalmente me desesperó un poco.

Afortunadamente solo tuve que ir al baño una vez, y uno de mis cuates estaba en el asiento que daba al pasillo, así que tenía la tarea de delicadamente despertar al señor que iba en medio. En ese vuelo no te dan "ni máiz", si acaso jugo o cafecito, pero si quieres comer algo tienes que comprarlo. Si se espantan por los precios de los sandwichitos o papitas en Volaris o Vivaaerobus, ja ja ja, bueno los de Air Canada están peor. Evidentemente, no comí nada en el avión, solo dormí un poco y estuve jugando con la pantallita del asiento de adelante. 



Por USA hacia Vancouver
En algún lugar de USA hacia Vancouver

Como se ve en la foto, si el cielo está despejado, sientes la perspectiva de que el avión avanza, pero si solo se ven nubes, parece que estás quieto en una máquina de realidad virtual de la que vas a salir en el mismo lugar después de estar encerrado por horas.

La ventaja es que tienes entretenimiento gratis, películas (sin subtítulos 😢), tienda y también hay una parte en que puedes ver la ruta que lleva el avión, eso está muy padre. Tienes series de televisión, música, hasta el catálogo de productos que venden (incluso joyería, muy cara por cierto 😱). No le tomé foto a la pantallita, pero digamos que tienes algo para entretenerte de cuando en cuando.

Lo malo de nuestro vuelo fue que estábamos súper desvelados y queríamos dormir, lamentablemente en esos asientos es algo incómodo. Para restarle un poco la emoción al viaje, como siempre, en el Aeropuerto de la Ciudad de México hay retrasos, sobre todo en hora pico, y mi vuelo no fue la excepción. Tuvimos que esperar una hora más o menos para poder despegar, y de ahí, cuenten unas 5 horas para llegar a Vancouver.

Un par de compas, mis vecinos en la parte de atrás.

Para mí ese vuelo no fue tan incómodo, logré dormir un ratito y de cuando en cuando estaba entretenida en la pantallita, así que se me pasó más o menos ligero. Al llegar a Canadá yo pensé que iba a hacer muchísimo frío, pero la verdad es que estaba solo un poquito más frío que en México, me di cuenta que había llevado muchos suéteres para llegar allá. Moraleja: viajen ligeros, cómodos, y en capas 😁.

Para pasar por migración, como era vuelo de conexión, solo se trataba de un módulo muy chiquito para presentar tu pasaporte y visa. Mi visa era por dos entradas y pensé que le iban a poner un sellito o algo ¡y no! Lo único que hicieron fue tachonearle la palabra "dos" y escribieron "uno" en inglés. What? Entiendo que en su computadora mágica de datos está el registro de mi entrada al país y que solo me quedaría una, pero no inventen, tachonearla con pluma, no es de dios ja ja ja.

Estatua en el aeropuerto de Vancouver
No sé por qué, pero pasar por migración me da miedo, siento que me van a detener estilo Brigitte Jones o algo así, ja ja ja. Yo sé que es muy tonto, aún más sabiendo que no tienes qué temer si no has hecho nada malo, ni llevas drogas, ni nada, pero no sé, me da cosita. Creo que son de esos temores idiotas que la tele te mete en la cabeza.

El aeropuerto es bonito y amplio, tiene un ventanal con una vista muy padre hacia las montañas (no sé que montañas, la verdad no me tomé la molestia de preguntar), pero cuando volví ahí a mi regreso, estaban cubiertas de nieve y se veían aún más impactantes.

Ventanal en la sala de espera


Llegamos a Vancouver al rededor de las 12 pm de México, que en hora local eran como las 10 am, más o menos, y el vuelo de conexión saldría como a la 2 pm, así que tendríamos tiempo de comer algo para después ir a la sala de espera. El área de comida es un tanto pequeña y no hay demasiadas opciones para escoger, yo por ejemplo, escogí comprar una hamburguesa.

Otra estatua en el aeropuerto de Vancouver


La verdad no sé por qué, pero los malditos de las hamburguesas me vieron la cara. Yo solo traía dólares gringos pues no se me ocurrió cambiar a dólares canadienses dado que íbamos a estar solo unas horas, así que era pagar con la tarjeta o de plano ver si aceptaban mis dólares. Y sí, aceptaban dólares gringos pero te daban cambio en canadienses, yo no le vi el problema dado que regresaría por la misma ruta y podría gastar ese cambio para comer otra vez.

La bronca es que pedí lo mismo que mis compañeros: un paquete de hamburguesa, papas y refresco; incluso pagué con un billete de la misma denominación, pero me dieron como 5 dólares menos de cambio. Por supuesto yo no me di cuenta en ese momento porque no tenía ni idea de la paridad entre los dólares de ambos países, pero al hacer la conversión que si sabía hacer, a pesos mexicanos, pensé que había sido una hamburguesa muy cara, pues convirtiendo, había salido como uno 350 pesos mi paquete. La verdad me quedé sorprendida, si en el propio Burger King o Macdonald´s se me hace caro pagar 100 pesos por un paquete de esos, imaginen lo que sentí ese día.

Hasta había comida japonesa ja ja

En fin, ya que estábamos por partir, les estaba comentando a mis compañeros que se me hizo muy muy cara la hamburguesa, y asintieron, pero a la hora de que les dije cuánto me dieron de cambio, me dijeron que a ellos les habían dado como 5 o 6 dólares más que a mí.... -¡Maldita sea, vieja ratera!- pensé en ese momento, lamentablemente ya teníamos que subir al avión, por lo que no pude regresar a reclamar. Fui robada, primero por el precio, después por el cambio. Si compran hamburguesas ahí, que según me acuerdo es el único que las vende, por favor fíjense que no les roben como a mí.

En todo caso, la espera se me hizo rápida porque no fue demasiado tiempo, además dio oportunidad para estirar las piernas un rato. Ja ja ja, acabo de recordar que hay una anécdota graciosa de ese día: estaba tomando medicamento para la garganta pues, recientemente me había enfermado. Lamentablemente la toma de antibióticos no es cosa de 2 dosis y ya, así que cuando nos fuimos, aún me faltaban un par de días para terminar el tratamiento. El problema fue que se me olvidó tomar mi cápsula cuando estaba comiendo, así que me terminé el refresco y no tuve nada más para pasármela; luego, como ya estábamos en espera y no quería ir hasta el área de comida decidí ir al baño, porque según recuerdo había bebederos ahí.

Cuando iba camino al baño me puse la cápsula en la boca porque iba a ser algo rápido, pero me encontré a una compañera a medio camino. No recuerdo qué me preguntó, o por qué tuve que abrir la boca, el chiste es que  la cápsula ya se estaba deshaciendo y el "polvito medicinal" se estaba saliendo; entonces, en el momento en que hablé, una bocanada de polvo salió de mi boca, como humo, ja ja ja ja. La verdad me dio mucha vergüenza y mucha risa a la vez, porque ella se quedó con auténtica cara de "what", pero no dijo nada ja ja ja ja. Entonces solo corrí al baño por agua y poderme pasar la cápsula que ya me había amargado la boca. 😂😂

La pecera del amor (no pesera 😆😆)

En fin, después de todo esto, tomamos el avión hacia Japón, ahora sí, un vuelo de 9 horas nos esperaba para el destino final que muchos soñamos en alcanzar, la tierra asiática prometida del animé el manga y las cosas raras. Nunca había "cruzado el charco", y en esta ocasión, crucé el charcote, el Pacífico. Aunque el avión no cruzó tal cual el océano, se fue sobre Alaska, Rusia y luego Japón desde Hokkaido ja ja ja, no sé por qué siguió esa ruta, tal vez tiene algo que ver con el viento o con las rutas aéreas establecidas, quien sabe.

En ese vuelo sí nos dieron de comer, creo que te dan un par de veces la comida completa, pero la verdad no está nada mal, y terminas súper lleno considerando que son bastantes horas sentado. Para la comida te dan opción a pollo o res, pero por lo que vi no dan ninguna opción vegetariana, así que, de ser vegetariano o vegano creo que no podrás comer prácticamente nada del menú. Te dan bebidas de cajón: refresco, agua, café, y vinos y licores 😆, aunque yo no recomiendo tomar alcohol porque te deshidratas mucho en esos trayectos, al menos a mí me pasó y no me sentí muy bien jaja. 

No me acuerdo qué comí, pero estaba bueno, el brownie de la izquierda estaba riquísimo.

Otra cosa que recomiendo es que no lleves una chamarrota puesta, yo me emocioné porque pensé que haría frío, o al menos más frío que en México, pero.. ¡meh! total error, me estuve asando todo el camino. Es mejor viajar con chamarritas o suéteres en capas para que se los puedan quitar o guardarlos cuando estén en el avión y/o donde quiera. La ropa igual, cuando son tantas horas, es más cómodo usar pants o algo que no les quede justo o apretado, es mucho más cómodo ir con ropa deportiva o medio fodonga en lugar de estar sufriendo. Yo fui con pantalón de mezclilla y botas de campo... los pies se me inflamaron y me sentí un poco incómoda, pero para el regreso aprendí la lección. 

Afortunadamente para mí, en ese vuelo de 9 horas, no había nadie a un lado. Me tocó sentarme junto a la ventana, en medio no había nadie, y en el pasillo a nuestra japonesita; fue maravilloso porque pudimos estirar las piernas, dejar abajo mi mochilota (que necesitaba para chambear un rato en la compu) y además me pude dormir un poco más cómoda.... Lo único malo fue cuando nuestra japonesita agarró mi mochila sin querer, del lado donde estaba mi compu, como banquito para sus pies...

Lo que me sorprendió de este vuelo transpacífico es que se trataba de un avión inmenso, yo creo que íbamos al menos 500 personas. Dirán ¡obvio! pero es que nunca me había subido a un avión así, por lo general me había subido a aviones que tenían tres asientos en la izquierda y tres en la derecha; incluso a otros mucho más pequeños que tenían dos de un lado y uno en el otro por ser vuelos cortos o de baja demanda, pero jamás uno tan enorme. 

Lo malo de mí es que ya me desacostumbré a viajar por tanto tiempo. Antes, con mi familia, hacíamos viajes bastante largos en año nuevo pues íbamos a Chiapas, teníamos que hacer al menos dos días de camino en el coche. Es decir horas y horas de viaje porque no había autopistas y solo veías curvas y curvas, cerros y cerros, muy bonita la vista pero también muuuuuucho vómito ja ja ja. Hoy en día, si el viaje en carretera es de más de 5 horas prefiero el avión, no por payasa o snob, sino porque se me hace mucho más práctico. A menos que el objetivo de tu viaje sea admirar el paisaje e ir puebleando, que realmente puede hacerte descubrir maravillas, entonces ¡en coche se ha dicho!

Creo que lo que provocó que me desesperara tanto en esas horas de vuelo fue que traía un tremendo estrés por terminar mis trabajos finales. La verdad es que por más que quise no los pude terminar antes, había que preparar todo para el viaje, no solo las maletas, sino tus hospedajes, lo que vas a hacer, requisitos, dinero, etc. Aún más complicado si tienes planeado sacarle todo el jugo a tu Rail Pass, porque tienes que ser cuidadoso a la hora de elegir lo que vas a hacer. 

De tiempo en tiempo sacaba mi computadora para escribir algo pero me trababa, ya no sabía qué escribir, me costaba mucho leer, más aún porque el avión estaba súper oscuro: tontamente pensé que era de noche y que había oscurecido muy rápido. Hasta mucho después me di cuenta que podías ajustar la luz de la ventana para poder dormir,o lo que fuera que quisieras hacer ja ja ja, lo siento, mucha tecnología para mí. 

Me costó mucho concentrarme, si me ponía a ver películas a los 20 minutos me desesperaba porque sabía que quería terminar esos trabajos a la de ¡ya! Creo que lo que debía hacer era tomar las cosas con calma, porque no iba a lograr nada en esa situación, sin embargo no me di cuenta hasta la última hora de viaje, en la que me resigné a disfrutar las películas de la pantallita. Me emocioné porque quería ver "El bebé de Brigitte Jones" en el cine, y la tenía ahí.

Cabe mencionar que la desesperación me pegó cuando llevábamos unas 5 horas de viaje, imaginen,¡todavía faltaban cuatro! Ya estaba bien desesperada, pero hasta mucho después que me di cuenta que esa actitud no me llevaría a ningún lado, tenía que llegar a Japón y además no podía salir del avión, a menos que supiera abrir la puerta y saltar en paracaídas en medio de la nada, pero no era una opción ja ja ja.

Y así transcurrieron nueve interminables horas de viaje hasta que al fin llegamos a Tokio y... no pudimos aterrizar porque no había lugar 😭😭😭😭😭. El avión volvió a elevarse y todos quedamos como tontos esperando otra media hora, después de que ya nos habían dicho: ¡Welcome to Tokio! desde la cabina del capitán.

Ahora sí, bienvenidos a Tokio 😇


miércoles, 19 de julio de 2017

Mi viaje a Japón 1: los preparativos, no dormí nada antes del vuelo, lecciones aprendidas.

Hace un tiempo cuando pensaba en ir a Japón, lo consideraba algo sumamente emocionante pero también sumamente lejano. La verdad no tenía idea de que muy pronto estaría en otro continente, y mucho menos, que la planeación sería tan cansada. 

Y es que yo tengo poca experiencia viajando en el extranjero, en realidad, la mayoría de mis viajes son dentro del país  --considerando que no siempre tengo dinero para viajar y que el único país extranjero que había visitado en mi vida era Cuba (tal vez les cuente cómo me fue allá en otra sección)--. 

La jornada comenzó en noviembre de 2016 y terminó en enero de 2017, así que estuve por allá cerca de dos meses. Nunca había estado tan lejos de casa o de mi familia, tampoco por tanto tiempo (si acaso una o dos semanas), mucho menos había pasado navidad y año nuevo fuera sin ellos...  debo decir... ¡que fue genial!

Para empezar tuve que hacer muchos arreglos, no tenía que dejar pendientes, es decir, terminar todos mis trabajos finales para estar libre (... en eso definitivamente fallé, ja ja ja después les contaré); pasaporte ya lo tenía; visa, solo para Canadá porque en Japón no fue necesaria, no obstante, por ese "pisa y corre" en Vancouver para el vuelo de conexión tuvimos que pagar unos $500 o $600 pesos. Fue una completa ratería ese trámite porque TODO te cobraban, afortunadamente hoy ya solo haces el trámite por internet y por unos 7 u 8 dólares canadienses).

Siguiente: hacer mis maletas. No sabía qué llevar, cuánta ropa, qué ropa, ¿llevaría traje de baño? ¿o qué demonios? Solo sabía que tendría que portar ropa para el frío y zapatos adecuados. Lo que aprendí de este viaje es que jamás hay que llevar mucha ropa a Japón, ¡jamás! De verdad no sé cómo hice mi cálculo, según yo solo llevé ropa para una semana pero la verdad me pasé. Digamos que empaqué varios chones, brassieres, calcetines, lo básico; pero pantalones, blusas y suéteres, no lleves más de 2 o 3 de cada uno, es lo más tonto que puedes hacer. 

Se los juro, terminé dejando ropa en los hostales y los hoteles en que estuve porque no me cabían las cosas. Lo mismo mis zapatos, con llevar a lo mucho un par extra al que llevas puesto es más que suficiente. Uno muchas veces se obsesiona, pero no exageren como yo, de verdad no lo hagan, menos aún si van a andar con las maletas para todos lados. En Japón hay lavanderías automáticas en cada rincón así que no hay problema en que lleven poca ropa.

Bien pues yo pensando en que llevaría infinidad de cosas para regalar a mi regreso, llevé dos maletas. Tengo un juego de 3 maletas que compré precisamente para este viaje, me llevé la grande y la mediana, además de mi mochila y una bolsita para las chácharas que necesitaba llevar a la mano. La maleta grande iba a la mitad con mi ropa y la mediana vacía, así que le eché un par de zapatos y ya. 

Yo les recomiendo que si llevan dos maletas, ocupen de las que quepan una adentro de la otra, de esa manera, hasta que ya hayan comprado cosas es que van a tener que sacar la más pequeña. Lo mejor es viajar ligero, y si van a comprar cosas, procuren hacerlo al final del viaje, a menos que ya no vayan a regresar a determinado lugar, o no puedan conseguir lo que quieran al final del viaje.

En fin, hice mi maleta y tuve que dejar todo limpio, o sea, mi cuarto, dejar mi ropa limpia, todo ordenado para que al regresar no tuviera que hacer nada, pues solo querría llegar a descansar. Y bueno, después de hacer todo, terminé como a eso de la 1 de la mañana ... pero mi vuelo salía más o menos a las 6 de la mañana.

Imaginen: mis pobres papás me iban a llevar al aeropuerto, había que llegar como a las 3 am así que tuvieron que dormirse como a las 10 de la noche para aguantar la desvelada; segundo, había que pasar por una de mis amigas, que no tenía cómo irse, así que pasamos por ella como a las 2:30 am y yo... ¡¡solo dormí una maldita hora!!!

Creo que después de las semanas de trabajos finales, o una fiesta, normalmente no me desvelo tan severamente, pero esta vez sí que lo hice. Estaba muy cansada, y una hora de sueño me supo a 2 minutos de estar recostada para que la alarma del celular me despertara. 

Debo decirles que estaba muy nerviosa, no por subirme al avión o alejarme de mi país, sino porque no quería que nada saliera mal. Antes del viaje anduve reservando todo para no tener que sufrir por alojamiento, buscar los lugares a los que iría, sacar costos, comprar mi pase de tren, ver las rutas de transporte, etc. Fue muy estresante porque tuve que ponerme de acuerdo con varias personas que irían, incluido mi novio que me alcanzó casi un mes después. 

La verdad, lo malo de hacer las cosas democráticamente es que tienes que considerar a los demás, y cuando no tienes mucho tiempo y las cosas las haces tú sola por mmmmaldita obsesiva controladora,  te vuelves loca por todo lo que hay que hacer. La planeación que terminé haciendo fue, una semana en Tokio, una en Kioto, una Tokio de nuevo, y las siguientes dos semanas Hokkaido, Sendai, Nagano, Nikko, Hiroshima, Osaka y Kioto, para volver la última semana a Tokio.

¡¡Fue una locura!! nuevamente, si planean ir a Japón procuren estar varios días en un solo lugar, porque querer comerse todo el país en un par de semanas es una barbaridad. Digo, estoy muy satisfecha con mi viaje y no me arrepiento nada, pero fue súper apresurado, fue incómodo por las mugrosas maletotas, así que repito, viajar ligero y estarse quieto varios días en un solo lugar es mejor.

Además, la planeación quedó así de loca porque tenía compromisos que cumplir las primeras tres semanas. Las dos semanas de locura que pasé después, fueron en las que recorrí varias partes del país gracias al Rail Pass, un pase sumamente útil, caro, pero al cual le exprimí todo el jugo porque viaje al norte, centro y suroeste por la mitad de precio más o menos. Y la última semana en Tokio, para descansar un poco y estar cerca del aeropuerto para regresar. 

Siguiendo con el hilo de la historia, cuando fuimos por mi amiga a su casa eran como las 2:30 a.m., ese mismo día conocí a sus papás, que también quisieron acompañarla a su gran viaje. La llegada al aeropuerto fue sin mayor problema, la verdad no había nada de tráfico, era viernes por la madrugada. Una vez en el aeropuerto estuvimos 5 minutos en el mostrador para documentar las maletas, y prácticamente, 2 horas esperando para entrar a la  sala de espera de Air Canada, la aerolínea que nos llevaría a nuestro destino.

Ahora, con este asunto de la documentación de equipaje, les recomiendo que siempre revisen las políticas al momento de adquirir su vuelo y exigir lo que se supone que está incluido. En ese vuelo podíamos documentar dos piezas de equipaje de no más de 25kg, y abordo una maleta chiquita o mochila de no más de 10kg, más una bolsa de mano. 

Pues a unos amigos no les quisieron respetar esto, argumentando que solo podían documentar una maleta, para que a la mera hora les dijeran que sí se podía. Pero mientras les decían que siempre sí, tuvieron que hacer movedero de cosas, lo cual es horrible porque ya vas preparado de cierta forma como para que a un menso del mostrador se le ocurra decirte que le cambies.

Otra cosa que recomiendo si vas al extranjero, que estés 100% seguro de los trámites que requieres para ingresar al país, pues incluso si logras subir al avión, pueden negarte la entrada si no los cumples. Recuerda en primer lugar tener tu pasaporte, si necesitas amarrártelo al cuello para que no se te olvide ¡hazlo! En segundo, los requerimientos de entrada (visa o permiso), no solo del destino final, sino también del destino de conexión, pues a la japonesita que nos acompañó se le olvidó sacar el pase electrónico para Canadá, porque pensó que no lo necesitaba; afortunadamente llegó con suficiente tiempo de anticipación para hacerlo. 

En tercer lugar, no confiarte de nada para salir a la hora que debes, es decir, si tienes que dormir una hora como yo, y no tienes la seguridad de escuchar el celular, mejor ni te duermas. O usa varias estrategias en lugar de una sola, como tener 10 alarmas en todos lados, decirle a alguien que te marque por teléfono a determinada hora, o de plano escoger un vuelo en la tarde. Un amigo por poco pierde el vuelo pues se quedó dormido, y apenas alcanzó a llegar a tiempo para documentar. Como no lo vimos en el aeropuerto mientras documentábamos, otra amiga le habló por teléfono para saber dónde estaba, gracias a ello logró alcanzarnos.

En cuarto lugar, pero no menos importante, está el cambio de moneda. Lamentablemente, unos días antes de irme a Japón, el señor Trump recién ganó la presidencia de Estados Unidos y por consecuencia, el dólar subió de precio horriblemente. Gracias a eso todos tuvimos un tipo de cambio terrible; si no cambias mucho dinero no hay problema, pero si cambias algo así como 10 000 pesos ya duele lo que pierdes por no haber cambiado antes. 

Yo sé que no todos somos expertos en finanzas, pero recuerda siempre buscar el mejor tipo de cambio en el momento y lugar adecuados. Por ejemplo, ahorita es un buen momento para comprar dólares para el futuro (creo yo), porque comparado con el año pasado está sumamente barato (dos o tres pesos menos por dolar).  Y en cuanto al lugar, pues estuve investigando en bancos, casas de cambio de muchos lados y con gente que tenía dólares en su casa. Al final, terminé cambiando en el aeropuerto porque me salió más barato que en cualquier otro lado (hablando de la Ciudad de México en noviembre pasado, por supuesto).

Puedo decir que lleves tu dinero mitad en efectivo y mitad en tarjeta de débito, además una tarjeta de crédito por cualquier emergencia, Japón, cómo dice uno de mis profesores, es "un país de efectivo". En los restaurantes, tiendas, incluso supermercados, todo se paga así, son pocos los establecimientos pequeños que te aceptan tarjeta de crédito o débito. A menos que sea un centro comercial grande, o establecimientos de cadenas grandes como Café Gusto, por ejemplo, no te van a aceptar más que "cash". En el metro y autobuses locales es la misma. 

Una vez entré a una tienda de cadenas de ramen donde no se podía pagar más que en efectivo, y eso que se trataba de una cadena grande. Fíjense muy bien en eso, yo llevé tarjeta de débito de Bancomer y funcionó bien, puedes sacar dinero en los cajeros de los 7Eleven, y también en los de las oficinas postales (aunque en estos últimos no lo intenté); los hay en todo el país, así que pueden confiar en sacar dinero. Otra cosa, chequen que su tarjeta no esté bloqueada ni nada por el estilo y que se pueda usar en todo el mundo.

En los lugares en que se podía pagar con tarjeta tuve que usar la de crédito, porque la de débito nunca pasaba, no sé por qué. En una Mandarake intenté comprar unos mangas con mi tarjeta de débito  y simplemente no pasó, así que mejor me dediqué a pagar con la de crédito donde se podía.

En fin, ya que era hora de entrar a la sala de espera me despedí de mis papás, que yo creo que estaban felices pero también un poco tristes. Cuando los dejé creo que mi mamá quería llorar un poquito, pero yo no, la verdad me subí a ese avión como si fuera a Pachuca u otro lado ja ja ja, supongo que le dio el sentimiento cuando ya era definitivo que me iba. 

Iba a extrañar a mi familia, pero la verdad estaba tan emocionada que ya solo quería irme. Tan sencillo fue, simplemente esperar un rato en la sala hasta que llaman a tu vuelo. Cuando entré al avión y me acomodé en mi lugar, me sentí aliviada de los preparativos y lista para la aventura.  😊😊😊